A media mañana tuvimos que reponer fuerzas en Vizcarreta.
¡Ya sólo nos quedaba el último empujón hasta Pamplona!
Al llegar a Pamplona, conocimos a un peregrino leones, Alfredo. Nos alegró tanto con sus historias y su desparpajo que nos fuimos a comer con él a "El Mentidero". En este restaurante compartimos un rato muy especial y compartimos nuestro reto.
Solo llevamos un día y el camino ya nos ha regalado un gran amigo.
No nos podíamos ir al albergue sin recorrer la ciudad de Pamplona. Tras el paseo por La Ciudadela, nos encontramos con el gran pelotari riojano, Miguel Merino, y amigo de la infancia de David.
¡EL CAMINO ES PURA MAGÍA!